FORMACIÓN ETICA Y CIUDADANA

FORMACIÓN ÉTICA Y CIUDADANA 3
Programa
Unidad 1 - Introducción a la Ética y Educación Cívica
Conceptos Básicos de Ética
Dilemas Morales Cotidianos
Sistema Político Argentino y Provincial
Unidad 2 - Derechos Humanos y Participación Ciudadana
Derechos Humanos en Argentina
Participación Ciudadana
Ciudadanía Digital
Unidad 3 - Ciudadanía Digital y Ética Ambiental
Ciudadanía Digital
Ética Ambiental
Unidad 3: Ciudadanía Digital y Ética Ambiental
Enfoque: Relacionar los principios éticos y digitales con la temática agroambiental, destacando cómo la tecnología y la ética pueden contribuir a prácticas agrícolas sostenibles.
Actividad 1: "Ciudadanía Digital: Uso Responsable de las TIC en la Agricultura"
- Descripción: Reflexionar sobre cómo las tecnologías digitales pueden ser utilizadas de manera ética y responsable para mejorar la producción agrícola y promover la sostenibilidad.
- Tareas:
- Investigar herramientas digitales que los agricultores locales utilizan para monitorear cultivos, gestionar recursos hídricos o controlar plagas.
- Analizar casos de uso indebido de la información digital (ejemplo: difusión de noticias falsas sobre productos agrícolas o plaguicidas).
6 de octubre
Del Sistema Político a la Acción Ciudadana en Santiago del Estero
En estos últimos encuentros hemos explorado el funcionamiento del sistema político argentino y santiagueño, comprendiendo que nuestro país se organiza bajo un modelo federal que combina unidad nacional y autonomía provincial. La Constitución Nacional establece las bases comunes para todos los argentinos, mientras la Constitución de Santiago del Estero adapta estos principios a nuestra realidad local, incorporando temas cruciales como la protección del monte nativo y la autonomía municipal. Este "diálogo constitucional" garantiza que podamos resolver problemas provinciales con soluciones a medida, sin perder de vista los derechos fundamentales compartidos.
La división de poderes se manifestó como un mecanismo esencial para prevenir abusos y garantizar equilibrios. A nivel provincial, descubrimos que el Gobernador ejecuta políticas concretas que afectan nuestra vida diaria - desde el mantenimiento de hospitales hasta la gestión hídrica -, mientras los diputados provinciales representan a cada región en la Legislatura, transformando demandas ciudadanas en leyes. Por su parte, los tribunales santiagueños aseguran que todas las acciones se enmarquen en la legalidad, protegiendo especialmente a los más vulnerables.
Descendiendo al nivel municipal, identificamos que los intendentes y concejos deliberantes son la puerta de entrada más directa para la participación ciudadana. Las ordenanzas municipales - como las que regulan el tratamiento de residuos o el uso del espacio público - impactan directamente en nuestra calidad de vida. Aquí cobraron sentido herramientas como las audiencias públicas y los reclamos vecinales, demostrando que la democracia se fortalece cuando los ciudadanos conocen y utilizan los canales institucionales.
La conexión entre ética y política emergió como un hallazgo fundamental: los valores de honestidad, responsabilidad y respeto - trabajados en nuestra primera unidad - se materializan cuando exige transparencia en la gestión pública, cuando los funcionarios rinden cuentas claras, o cuando priorizamos el bien común sobre intereses particulares. Cada ley provincial, cada fallo judicial, cada ordenanza municipal, es en el fondo una expresión de valores éticos puestos en práctica.
Como cierre de este ciclo, reconocemos que ser ciudadano santiagueño implica conocer nuestras instituciones pero también participar activamente en ellas. Desde el adolescente que propone en su municipio un espacio de recreación hasta la comunidad que se organiza para defender sus recursos naturales, estamos construyendo democracia. En las próximas clases profundizaremos en cómo esta participación se canaliza a través de mecanismos específicos, llevando la teoría institucional a la acción transformadora.13 de octubre
Ciudadanía Digital: Ser Ciudadano en el Mundo Virtual
Así como en la vida presencial tenemos derechos y responsabilidades —como votar, respetar las normas o participar en nuestra comunidad—, en el espacio digital también ejercemos una ciudadanía digital. Este concepto va más allá de saber usar la tecnología: se trata de utilizar las herramientas digitales de forma crítica, responsable y solidaria, entendiendo que nuestras acciones en línea tienen impacto real en los demás y en nosotros mismos.
En Argentina, el acceso a internet es considerado de interés publico desde la Ley 27.078, conocida como *Argentina Digital* . Esto significa que el Estado debe garantizar la conectividad para todos, pero también implica que nosotros, como usuarios, tenemos el deber de hacer un uso ético de este derecho. Sin embargo, ¿qué significa "uso ético" en la práctica? Significa, por ejemplo, verificar la información antes de compartirla, respetar la privacidad ajena y rechazar el discurso de odio, incluso detrás de una pantalla.
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos como ciudadanos digitales es la convivencia en línea. ¿Han visto algún caso de ciberacoso en su entorno? ¿O han recibido cadenas de mensajes con información falsa? Estas situaciones son más comunes de lo que pensamos y pueden causar daños profundos. Frente a esto, la ética digital nos invita a aplicar los mismos valores que defendemos cara a cara: empatía, honestidad y respeto. _No es lo mismo ejercer la libertad de expresión —un derecho fundamental— que difamar, acosar o exponer a alguien sin su consentimiento._
Pero _la ciudadanía digital no se limita a evitar lo negativo_ . También es una oportunidad para participar y transformar. Piensen en cómo las redes sociales han sido usadas en Santiago del Estero para organizar campañas de reciclaje, visibilizar problemáticas ambientales o conectar a jóvenes con intereses similares. Cuando creamos contenido que educa, inspira o moviliza, estamos ejerciendo una ciudadanía digital activa y constructiva.20 de octubre
Ética Ambiental: Cuidar Nuestra Casa Común en Santiago del Estero
Cuando hablamos de ética ambiental, nos preguntamos: ¿qué responsabilidad tenemos con la naturaleza y las futuras generaciones? Así como en la ética tradicional reflexionamos sobre lo correcto e incorrecto en las relaciones humanas, la ética ambiental amplía esta mirada para incluir al monte santiagueño, al río Dulce, a los animales y a los ecosistemas que nos rodean. No se trata solo de reciclar o ahorrar agua, sino de cuestionar nuestro lugar en el mundo y reconocer que somos parte de un todo interconectado.
En Santiago del Estero, esta reflexión es urgente. Nuestra provincia enfrenta grandes desafíos ecológicos: la deforestación, la sequía prolongada y la pérdida de biodiversidad afectan directamente a comunidades campesinas, pueblos originarios y a la vida en las ciudades. Detrás de estos problemas hay decisiones humanas: cada vez que se desmonta para expandir la frontera agropecuaria o se contamina un curso de agua, hay intereses económicos que chocan con el derecho a un ambiente sano, reconocido en el artículo 41 de la Constitución Nacional y en la Ley General del Ambiente (25.675).
La ética ambiental nos invita a ir más allá de las leyes y preguntarnos: ¿es justo que unos pocos se beneficien hoy a costa del bienestar de todos mañana? Frente a la crisis climática global, nuestros actos individuales y colectivos importan. Por ejemplo, elegir productos locales o reducir el consumo de plásticos son acciones pequeñas pero significativas. Sin embargo, el cambio verdadero requiere también exigir políticas públicas firmes que protejan nuestros recursos, como el cumplimiento de la Ley de Bosques (26.331) en nuestra provincia.
Esta mirada ética se enriquece con las voces de las comunidades originarias y campesinas, que por generaciones han practicado una relación armónica con la naturaleza. Su sabiduría nos recuerda que el ambiente no es un almacén de recursos para explotar, sino un patrimonio cultural y natural que debemos preservar. En Santiago del Estero, iniciativas como las ferias de productores agroecológicos o las mingas comunitarias para reforestar son ejemplos de cómo podemos construir alternativas al modelo extractivista.
Como cierre, los invito a pensar en qué mundo queremos heredar y qué legado dejaremos. La ética ambiental no es pesimista, sino profundamente esperanzadora: nos llama a actuar con conciencia, solidaridad y creatividad. En las próximas clases, exploraremos cómo combinar la ciudadanía digital con el activismo ambiental, usando las redes sociales para visibilizar problemáticas locales y promover soluciones sostenibles.
